Un sol radiante iluminaba su pieza. Se despertó de un salto y con una alegría que no sentía hace un buen rato. Entró a la ducha y sonrió porque saltaba agua por todas partes...ya no había cortina ni artefactos. Todo estaba embalado y enviado a su destino.
Se vistió rápidamente, antes de que su padre la pasara a buscar junto a su hijo. En medio, del que fue su hogar 2 maletas. Llenas de ropa y cachureos relacionados a su pasado, a su vida.
Llegó al aeropuerto de la mano de su hijo. Su estómago estaba apretado. Su corazón latía fuertemente. Su hijo la observaba. El estaba un poco triste, pero afirmado más que nunca de la mano de su madre.
Se escucha el llamado a abordar. Nadie estaba con ellos. Sólo se tenían el unoa al otro. Avanzaron por un pasillo. Mostraron sus pases de abordaje y se sentaron en el avión.
Una chica se acercó al niño y le ofreció lápices para pintar. Él los agradeció, pero prefirió pasar. Quería hablar con su madre.
¿ Crees que realmente seremos felices ? ¿ Tenemos opción de volver ? La madre suspiró profundo. No sabía qué responder. Ella con más de 30 años y su hijo de tan sólo 8 la interrogaba cuan abogado experto. Ella simplemente e encogió de hombros, acarició su rostro y le dijo...creo que estaremos mejor...siempre que estemos juntos estaremos bien...y en la vida uno siempre puede planteare los escenarios. El se acurrucó en su regazo.
Comienza el despegue. La ciudad se ve cada vez más lejos. Atrás quedaba esa vida. Dura, de sacrificio, alegría,de dolores, buenos momentos, historias y éxitos.
Del otro lado sabía que alguien estaba a la espera de ella y de su hijo. Sabía que había alguien que la ayudaría a hacerse cargo de todo. Ya no estaba sola. Había creído y había apostado a una vida de cariño, de respeto de amor y de familia.
Sueños tan básicos para algunos como un jardín, un perro, caminar bajo la lluvia, jugar por el río con una pelota estaban a punto de concretarse. Estaba en paz, pero llena de miedo. No por el fracaso, sino porque ya no estaba en edad de volver a empezar, de perder todo lo que había construido no para ella si no para su hijo. Sabía que su hijo una vez más la estaba dejando ser.
La tranquilizaba estar lejos de su familia materna. Sabía que tendría así una mejor vida. Que la relación con su madre era riesgosa para la estabilidad emocional de su hijo. Sabía que la distancia los sanaría a todos.
En eso estaba cuando informan del aterrizaje. El niño se había quedado dormido.
Suena el "ring" característico del avión que permite sacarse el cinturón. Sutilmente despierta al niño. Se bajan del avión. Toman sus maletas y las puertas de salida se abren.
Tras la mampara de vidrio estaba él. Con su mirada de siempre. Sus ojos iluminados y con su cara media de lado. Esbozaba una sonrisa...en su mano sostenía un pequeño perro.
El niño fue a su encuentro y saltó a saludarlo. Se abrazaron tiernamente. Él le entregó el perro. Él se levanta para recibirla. La abraza lentamente por la cintura y la aprisiona contra su cuerpo y sutilmente al oído le dice..."bienvenida a casa"...
De pronto, suena la alarma. Marca las 06:40 del día 26 de Abril. Debe prepararse para ir al trabajo. Abre los ojos de un salto!!!! Observa a su alrededor...y ahí estaba...en su departamento de siempre, con los muebles de siempre, en un día como los de siempre...Sola alistandose para ir a despertar a su hijo y enfrentar un nuevo día.