martes, 27 de diciembre de 2011

¿ Vámonos de vacaciones?



Hoy meditaba, pensaba, soñaba sobre tomar un bus, un avión o simplemente el volante. Cargar un bolso. Partir.

Recuerdo la última vez de mini vacaciones. Dormir, ver televisión, conversar, reír, caminar, comprar……con cierta timidez. Sin mirarnos mucho al rostro y sin hablar mucho de nosotros.
Con sentimientos extraños porque fue la única experiencia de convivencia real. Descubrir las mañas: estar pendiente del reloj, cambiarse de ropa varias veces, dormir a ratos y despertar varias veces, estar siempre pensando en el tiempo que se acabará y lo próximo que se hará…pero el más lindo recuerdo…verlo en el Casino jugar…parece que esa es su esencia, su hábitat…ja,ja,ja…

Tengo una imagen que no se me borra. Agua en mano, fichas en la otra concentrado en una mesa ganando afanado. Yo por mi parte un trago, parada a lo lejos para no dar la mala “racha” en el juego…su rostro irradiaba luz, felicidad. Su camisa celeste estaba impecable y él bello como de costumbre. Me pude ver junto a él haciendo una vida. Junto a su hija, mi hijo y definitivamente 2 más…los nuestros: uno que se parezca a él definitivamente y otro….no sé.

De pronto, se desconcentra del juego. Levanta la mirada y comienza a mirar a su alrededor. Bebe toda el agua y se gira y me encuentra. Y sonríe. Y me pide ir a su lado. Yo me río y sutilmente me acerco por su espalda y le hablo al oído. Le digo que estaré mirando de lejos para que no pierda. Le digo lo feliz que me hace verlo ahí. Me sonríe. Le sonrío. Le beso y él me abraza y me acaricia…su máxima prueba de amor es la que viene a continuación…deja el juego y prefiere caminar, dar vueltas por el lugar conmigo.

Dejamos la mesa y vemos otra y nos reimos de una niña que está enojada, como que no le gusta hacer su trabajo y sólo para reírnos decidimos jugar ahí. Quisiera volver a aquel día. A aquel momento. Quizás nunca se lo dije, pero lo gocé profundamente. Pude medir cuanto le he amado. Cuanto lo quiero a mi lado. Cuan feliz me hace estar cerca de él. Sostener su mano. Pasar momentos. Reírnos, Conversar.


Pero mi máximo placer es dormir con él, encima de él. Sentir cómo se le adormece el cuerpo y su brazo sosteniéndome. Escuchar su queja cuando se gira de aquella posición, pero su linda sonrisa cuando despierta desde matar a un zancudo hasta dar los buenos días…sólo yo tendré en mi mente y en mi cuerpo la forma que tiene de darme los buenos días…Eres tan bello, tan dulce, tan protector que cada día algo de ti me hace falta. Siempre hay algo de ti que necesito y algo de ti que extraño.

Dudo que lo entiendas, pero sin dudas que al campo, a una playa o en una pieza pasaría junto a ti las vacaciones.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Ayer...



Corre las cortinas de su apartamento. El día esta nublado, sin embargo aún puede observar la ciudad.

Prende la televisión desde el sofá con el control remoto. Las noticias la atormentan y las novelas la aburren.

Pasa frente a un espejo y se mira. Lleva una polera blanca y sus pantaletas. Parece mas delgada, pero su rostro suave como siempre hoy esta opaco.

Ha comenzado a repasar sin saber por que aquellos recuerdos que no la dejan ser la misma de antes.

El sol, la risa la lujuria. Los buenos momentos junto a su familia a su hija, pero por sobre todo a él. Su perfume su piel su sonrisa y ladeo de cabeza. Sus manos sus besos y por sobre todo sus caricias.

Ella sabe bien que el ha comenzado "una especie" como es su costumbre de relación. Y si bien no siente celos hoy lo ha recordado más que antes más que como lo hace a diario.

Porque aunque no hable con él o de él, ella le eleva un saludo, un suspiro profundo todos los días. Ella no ha roto su promesa de escribirle a diario. Y es que desde que el entro en su vida nunca más volvió a ser la misma.